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martes, 31 de agosto de 2010

La pascalina

 Artículo principal: I. Breve historia de la computación


En 1642, cuando tan solo tenía 19 años, el matemático y filósofo francés Blaise Pascal (1623 — 1662), concibió una máquina sumadora que posteriormente sería conocida como la Pascalina.

Fig. I. 22. Blaise Pascal.


Este aparato fue el primer dispositivo sumador mecánico con un propósito práctico ya que, fue construida por Blaise para ayudar a su padre, Etienne Pascal, un recaudador de impuestos, en la tediosa actividad de sumar y restar largas secuencias de números.

Físicamente, la pascalina era una caja rectangular de madera con ruedas dentadas, las cuales representaban de derecha a izquierda, las unidades, las decenas, las centenas y así sucesivamente. El primer prototipo contenía sólo 5 ruedas,  posteriormente fueron construidas unidades con 6 y hasta con 8 de ellas.

Fig. I. 23. Pascalina en el Museo de Artes y Oficios de París.

Las ruedas tenían diez dientes que representaban, de manera respectiva, los dígitos del 0 al 9. Eran accionadas por una manivela y el mecanismo interno estaba hecho de tal manera que cada vez que una rueda daba una vuelta completa, la que estaba a su izquierda avanzaba un décimo de vuelta, así que, podía sumarse una cantidad cualquiera haciéndolas girar el número de dientes correcto.

Como puede deducirse de la explicación anterior la pascalina funcionaba por el principio de adición sucesiva, se introduce así, el concepto de saldo o resultado acumulativo que se sigue usando hasta nuestros días. Dicho resultado era mostrado por la máquina, listo para ser leído.

La resta se llevaba a cabo mediante la aplicación de una técnica engorrosa basada en la adición del complemento a 9.

Este invento atrajo mucha atención en esos días, sin embargo, no consiguió una amplia aceptación debido a que era cara, poco confiable y de difícil fabricación y uso. Para 1652 se habían construido alrededor de 50 unidades, pero se habían vendido menos de 15, no importando que, en 1649 se le había otorgado a Pascal un Privilegio real (similar a una patente actual) que le concedió derechos exclusivos para hacer y vender calculadoras en Francia.

Pascal no tuvo conocimiento de la máquina de Schickard y su solución no fue ni tan elegante ni tan eficiente como aquella. Refiriéndose a este hecho Paul E. Dune dijo:
De haber encontrado las ideas de Schickard una amplia difusión, la máquina de Pascal no hubiera sido inventada.
A pesar de los inconvenientes antes mencionados, la pascalina tuvo una gran repercusión en los años siguientes, ya que varias personas construyeron máquinas calculadoras basadas en su diseño.

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